Lo que queda de un mal día a veces puede ser un buen recuerdo

18 agosto 2006

Asco

La vida se nos presenta cada día como un cúmulo de sensaciones que apenas podemos explicar. Cada momento sentimos algo diferente a lo sentido en el instante anterior, que nos lleva a darnos cuenta de una serie de procesos que se encierran en nuestra mente y que a su vez, notifican a nuestro exterior que nos encontramos vivos.
En la mayor parte de las ocasiones, los estimulos que nos llegan del interior no son suficientes, y necesitamos realizar en nuestro entorno cambios o modificaciones que adviertan a nuestro sentidos y a los organismos anejos que nos encontramos aún en periodo vital. Nuestra tarea consiste en encontrar impulsos interiores para aplicarlos al medio, modificando así todo aquello que nos rodea, sean objetos, seres o fuentes de energía.
La vida no tiene ningún sentido; la vida humana no es más que una transición de un modo de energía a otro nivel, una conbustion lenta y sin llama de materia prima que se convierte en producto metabolizado para dar lugar a un nuevo cambio en la biosfera. El ser humano es un producto de la imaginación de una raza animal capaz de hacer de su inteligencia un arma de autodestrucción.
No me interesa la antropología, o ningún tipo de ciencia o estudio. Sólo busco una explicación a toda la miseria que aflora a mi alrededor, a porqué cada vez todo es mas inmundo y asqueroso, a porqué cada vez todo se parece más al aire ifestado de almas vomitadas de las catervas de desgraciados que andan por la vida lamentando no ser quienes son, a porqué un día, algo que prometía ser divino y fantástico se convirtió en algo decadente y ennegrecido, recubierto de una mugre que me hace sentir nauseas al mirarlo.
Sólo quiero saber porque todo se ha convertido en inmundicia. Emerger de lo más profundo de los escombros y la basura en la que me veo sumergida, librarme de este asqueroso olor a podrido que sale de las entrañas de quienes un dia me despreciaron. Librarme de ti, de todos los recuerdos que me quedan de alguien que como tu, apesta a ausencia de sentimientos, a propio interés, a despreocupación por lo que me has podido hacer. Eres el ser más inmundo que conozco, lo peor que ha pasado cerca de lo que antes era un trozo de carne muerta y llena de complejos e inseguridades a la que has convertido en el ser recoroso y vengativo en el que me he convertido. Ojalá nunca hubiese sabido nada de ti, ojalá mi mundo hubiese quedado tan reducido como lo era hasta entonces, porque al menos ahora sabría que puedo hacer las cosas por mi propio pie, y no sintiendome un apéndice de un altivo animal como lo eres tú. Plasmo aquí todo el asco que pueden arrojar mis manos mediante las palabras que escribo, porque eres asco, y asco es lo que me haces sentir.
Y mi mente te ha deshechado al lugar donde se encuentran los malos recuerdos.

Leeloo, escribiendo por escribir (a no darse por aludidos, que esto no va por nadie).