Lo que queda de un mal día a veces puede ser un buen recuerdo

01 mayo 2007

In Ter Mi Ten Te

Ayer iba en el metro y me ví a mi misma esperando en el anden. Miré por la ventana cuando el metro estaba a punto de meterse en el tunel y me vi a mi misma, con mi trenca beige esperando al metro, pero no lo entendí muy bien... el metro al que yo esperaba acababa de pasar, se iba sin mi detro, yo estaba en el metro que pasaba pero no habia subido de nuevo a la linea que esperaba... Me ví allí, sola, de pie, esperando, con la mirada perdida como siempre y las manos en los bolsillos, con la bufanda y los guantes, la cara quemada del frio y no entendía muy bien que es lo que hacía allí.
Pero en la siguiente estación me di cuenta. Tomé consciencia absoluta de lo que significaba haberme visto allí esperando: mi vida, que yo creía estancada aquí, resultaba estar en absoluto movimiento. Ya no llevo guantes, ni bufanda, casi nunca me pongo el abrigo, no hace frio, el sol brilla cada mañana en el cielo y a veces casi pica. He mirado por los cristales del laboratorio esta semana mientras me daba cuenta de que mi alemán es mejor de lo que pensaba para comunicarme, anhelando el hecho de estar fuera disfrutando de la brisa fresca y bajo los árboles de la galería exterior, tomando un poco el sol y un refresco para pasar el rato. Vamos, lo que cada primavera, pero un poco diferente.
Mi situación ya no está parada en un sitio, ya no miro el sol sola en casa, ya no uso los guantes para salir al frio que inspira la soledad, ya no me pongo el abrigo para sobrellevar la falta de compañía... mi vida ha cambiado, ya no estoy sola, no podría estarlo aunque quisiera.
La intermitencia con la que los hechos se suceden en un sitio como este, en el que hasta el ultimo borracho del Billa del Prater es maravilloso depende del día que lo mires, me llevo a confesar mis sentimientos una noche cualquiera del mes de enero, arropada por la compañía de Cris, la única de mis amigos que he tenido en mi estancia ya casi acabada aquí. Pensaba callar, ocultarme tras las sombras como había hecho los tres meses anteriores, pero no, hablé para que mis palabras hicieran eco en su cabeza, para que él también compartiera conmigo lo que es amar desde el silencio, para que no quedara ninguna duda de que la perfección estaba representada para mi en su voz, en sus manos, en sus palabras, en sus gestos... para que supiera el tiempo que había pasado observando cada uno de sus gestos y sus movimientos, para que no quedara duda de que quería tenerle cerca todo el tiempo posible... en definitiva, para que supiera que yo existía. Sabía, "in the back of my mind", que no era un sentimiento compartido, que no era recíproco y que probablemente decir aquello solo iba a traer problemas, porque al fin y al cabo, al menos eramos amigos... No obtuve respuesta, no en ese momento, no en las siguientes 24 horas... y tenia que pasar un día entero con él en italia, de aeropuerto a aeropuerto, no me quedaba más remedio...
Fueron horas de un poco de agonía, verle solo allí, intentando disimular por lo que había dicho... aunque pensandolo bien, fueron sin dudarlo, horas maravillosas porque me llevaron a saber que su influencia en mi vida iba a hacerse patente, que iba a acompañarme a ver el mundo desde mis antes oscuras ventanitas. En definitiva, que iba a convertirse en lo que hoy es para mi, la persona más maravillosa del mundo.
Creía que iba a arrepentirme de no haber guardado los supuestos 5 meses de abstinencia verbal, pero puedo asegurar que no lo hago en absoluto. La situación supera toda estimación, todo es mejor que cualquier cosa que se pudiera imaginar. Es lo mejor que he podido hacer en mi vida. Quizás debería darle gracias al vodka, a Cris, y a mi estúpida (y en ocasiones oportuna) verborrea.
Viena me ha traido a Mario, algo que quiero me ha traido a quien más amo en el mundo. Y ya nada tiene el mismo color.
Ya lo sabes, no puedo escribir nada que no sepas, porque cada día deja de ser un día más cuando estoy a tu lado.

Quizás pueda parecerte que este post no habla mucho de nada, pero al fin y al cabo las palabras no pueden expresar ni la mínima parte de lo que siento por ti. Suena a gañada, pero es lo que hay.

Leeloo, aprenent valencià.

P.D.: eeeeeh, ¿te había dicho que te quiero?, ¿no?, pues eso... que te quiero... XD