Lo que queda de un mal día a veces puede ser un buen recuerdo

17 enero 2007

Paraisos para el Pesismismo

Estoy refriada, por segunda vez desde que llegué a Viena. Tengo un saco de mocos, y otro saco llenos de pañuelos usados repartidos por el escritorio, los bolsillos de la trenca y el bolso. Soy un asco. En la nevera apenas si queda nada, y no tengo ni un duro en el banco. Me encuentro sumida en la más absoluta miseria. He pasado una noche de mierda, con pesadillas, sin poder dormir casi nada, el pc sigue electrocutándome cada vez que lo toco, y no me funcionan la mitad de los programas.
Un cúmulo de ocsas que me están haciedo perder la paciencia al 100%. Tengo un acusadísimo ataque de mala hostia, que no debería pagar con la humanidad, pero lo hago, a pesar de que estoy empezando a parecer un asco de persona. Y eso me hace tener aún peor humor. No se qué hacer, es un círculo vicioso que me agobia en exceso.
Pero quizás, lo peor de todo es saber que como siempre, mis planes no van a ninguna parte. No quiero comportarme de esta manera tan absurda, pero sin embargo es algo que no puedo evitar casi nunca, me doy cuenta de mis iterativas faltas de respeto justo después de cometerlas, tengo que acabar cada una de mis frases con un "lo siento" y me siento culpable por tener que hacerlo. No soporto que la situación que yo habia idealizado tenga ningún defecto, y eso me lleva de nuevo a la tiranía de querer mantenerlo todo bajo mi control, de querer que no se escape ni un detalle, de querer tener lo que no puedo porque cuando ha salido de manos de alguien ya esta cogido por manos nuevas. Siento el desazón que me produce el no poder tocar algo que tengo tan cercano en el espacio, pero tan lejano en el resto de las variables de una gráfica que sólo refleja anhelos sin sentido. Echar de menos algo que nunca se tuvo es tan absurdo como querer conocer el sabor de algo que nunca se ha probado, situación que da lugar a extrañas confusiones. Quizás, el tiempo de receso me ha llevado a idealizarlo todo aún más, pensando en algo que sabía que de antemano no tenía cabida dentro de mi baúl de posesiones inventadas. Una vez más, he confiado en mi propio cuento de hadas para acabar reviviendo la más cruda realidad, Ver algo de lejos, confiar en que es cierto, querer creer que no lo es, pensar que no hay nada que hacer, no hacer lo que se puede, abandonarse, desvivirse, sufrir y terminar. Y volver a mirar a traves de mi cristal, obsevando cada uno de los movimientos, para llegar a la conclusión de que nunca serán parejos a los mios.
Es difícil comprender que alguien como yo pueda sentir algo, vivo rodeada de un extraño clima de aspereza que no concuerda con mis pensamientos. Soy rara, y cada dia estoy más convencida de que el fallo reside en mi y no en el medio. Quedarme sola es lo único a lo que aspiro, la resignación hace tiempo que se apoderó de mi, porque quienes me piden un cambio no me convencen lo suficiente, y yo solo estoy dispuesta a hacerlo por aquellos que nunca lo van a pedir. En fin, ya sabemos todos como va el mundo...

Leeloo, sentimientos pendientes de expresión.