El domingo, volviendo del cine, por la circunvalación de Granada, me di cuenta de que, subjetivamente, las ciudades tienen tres vistas. Una, siempre bonita, es la que se puede obsevar desde un punto semi alejado de la ciudad, cuando se ven todas esas lucecitas pequeñitas que hacen el conjunto de algo grande y misterioso que puede ser una ciudad de noche. Otra, la vista cercana de un barrio, los bloques y las casas que lo componen, la gente que pasea por las calles de ese barrio, y que puede ser una vista fea y desagradable, por la suciedad o por la insipidez arquitectonica del barrio o la calle en si, o puede ser bonita por la belleza del barrio, sus gentes o sus calles. La última, por fin, es la más subjetiva de todas. La ciudad puede tener un "contenido emocional" que hace que se convierta o en un paraiso, a pesar de ser horrible, o en un infierno a pesar de ser preciosa. Esa belleza depende principalmente de lo que haya vivido la persona que juzgue en ese momento en determinado lugar. Por la circunvalación me di cuenta de que Granada para mi es preciosa en todos los aspectos, desde fuera, en mi barrio, y lo que he vivido en ella (y lo que me queda...). Pero también me di cuenta de que de la mayoría de las ciudades que conozco, sólo podré forjarme una opinión, con suerte, sobre los dos primeros aspectos, ya que para conocer el tercero se ha de pasar una temporada viviendo en esa ciudad, los suficiente como para pueda llegar a formar parte de nosotros. Una de mis ciudades favoritas es Budapest. Me parece algo increible la vista nocturna del Danubio con los barcos iluminados, con el parlamento de fondo visto desde la zona de Buda, el interior de la opera y su parada de metro, tan curiosa... me gusta la marcha de la ciudad, es la caña de España, me gusta la comida, esta buenisima, y los puestecitos del Princess en la entrada al casi todas las paradas de metro, que también me gustan por lo curiosamente profundas que están ya que pasan bajo el rio. Esa ciudad significa algo especial para mi. La primera vez que la visité iba con Cris, era el primer viaje que haciamos juntas, salimos de marcha de un modo clandestino y triunfamos como los Chichos. Lo pasé genial. En ese momento caí en la cuenta de que mi beca erasmus tenia que haber sido allí, y no a Viena (y menos mal que no la cambie!!!!!), pero sólo porque tuve la sensación de que me gustaría haber conocido el tercer aspecto de esa ciudad. Por eso, cuando hablo de Viena, se me llena la boca. Porque siempre recuerdo la vista del primer dia que llegue de noche, toda iluminada, preciosa, con sus Gasometer redonditos vistos desde el cielo, casi llegando ya a Schwechat sin saber lo que me depararía mi llegada... la segunda vista del dia siguiente, casi todo cerca de casa de Juan en obras, como todas partes del mundo, y las callecitas cercanas al Augarten, la parada de Rossauer Lande de la U3 en la que me encontré rodeada de 5 informáticos y creía que no podia ser cierto que hubiera tantos en el mundo (entre ellos Mario que "fue a hacer su proyecto" XDDDDDD y que se ha convertido en lo más maravilloso de mi vida), y por último, mi piso de Tarborstrasse, el de Hütterldorf (allí, donde el estadio del Rapid de Viena) y el de Fockygasse, que acabaron de decirme que Viena era la ciudad en la que yo algún dí querria instalarme más intensamente.
Las ciudades, lugares para mi fríos en un principio, hablan por si solas, siempre tienen algo que decir, bueno o malo, eso depende de quien quiera sentarse a escucharlo. Y sea lo que sea que digan, siempre merece la pena, porque acabará formando parte de nosotros. Nunca conoceremos el mundo del todo, nunca nadie esperará los sufienciente en una ciudad de paso como para saber qué tiene ésta que decir. Yo mientras tanto, intento terminar de conocer a Viena. Pleased to meet u!
Leeloo, ¿me voy a México o me fugo a Zanzibar? Eh? eh? Eh?.
Lo que queda de un mal día a veces puede ser un buen recuerdo
04 diciembre 2007
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2 comentarios:
La ciudad tiene tantas vistas como ojos que la miran. Cuando viajas a una ciudad cualquiera, la ciudad es de una manera concreta y tus ojos también son de una manera concreta. Vuelve dentro de un mes y los dos habreis cambiado, y la situación en la que estuviste la primera vez no se repetirá jamás, quedará solo en el recuerdo. Ese es el motivo por el cual viajar me ha parecido en poco triste, porque ves muchos sitios, pero siempre será una vivencia superficial, ya que uno no puede vivir en muchos sitios a la vez.
Eso es justo lo que intento decir, que viajar acaba siendo una pena, acabas queriendo saber tantas cosas de un lugar... y al final te das cuenta de que, por muchas cosas que veas o te cuenten, nunca vas a poder saber qué tiene esa ciudad de especial realmente... y sin embargo, no dejo de tener ganas de conocerlas todas... Pero se que no es posible.
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