Lo que queda de un mal día a veces puede ser un buen recuerdo

18 noviembre 2009

Fool´s Gold

Eones hace que no aparezco, oiga. Pensaba que al introducir la contraseña me iba a mandar al pedo, pero no, que raro que algo me funcione a mi...


No me encuentro, la verdad. Ni bien ni mal, es que no. Hoy sólo me apetece escribir sobre el mundanal ruido de la calle, y los perros que defecan en la puerta de mi piso, me apetece saber que la vida sigue siendo tan inmunda como este blog refleja. Pero es que no.


Hoy no tiene mucho sentido hablar ni de bueno ni de malo, ni de bien ni mal ni regular. Hoy, la verdad es que no tiene mucho sentido. Es un día de esos que pasan desde por la mañana hasta por la noche, sin parar para nada. Lo cierto es que no es más que otro día. Y sin embargo, hoy, me han dado ganas de pasar por aqui a vaciar mi retorcida mente de pensamientos angustiosos, aunque hace tiempo que la casa Whyeth bajó sus beneficios debido al cese de negocio de mis ataques de nervios "patent pending". Porque ahora el tiempo corre en mi contra, supongo. Porque me doy cuenta de que en un mes me quitan el Credi Bus Universitario y aún no soy ni mierda. No se porqué, pero hoy ha tocado.
Y definitivamente, he advertido que, desde que la vida me va bien, no me da por decir chorradas (aqui, me refiero, porque en el resto de sitios no quiero ni oirme). A pesar de todas las tentativas baratas de largarme, sigo aquí sentada en el mismo sitio, esperando al mismo autobús y leyendo los mismos apuntes que hace un año (pero los mismos... los mismos, vaya)
Apremia hoy el sentimiento de el don de Natalia de quedar bien allí donde vaya, y de parecer una prepotente y altiva. No se. Me ha dado por ahí, supongo que porque hoy es un día más. Y las letras, letras son.
No tengo nada que decir, es triste pero cierto, pero, ¿desde cuándo este blog ha sido algo divertido?. La vida está por encontrarme, y probablemente me encuentr fumandome un cigarro en la puerta de la facultad. A mi, a la mitad de la facultad (la otra mitad no fuma), al de matemáticas y a uno del departamento de parasitología. Todos allí haciendo apología del cáncer de pulmón. Como no es más que otro día, vacío de ideas y lleno de nubes, miro a la pantalla y siento que no tengo nada que vaciar. ¿Será de en serio esto la felicidad? ¿No tener nada de que lamentarse? Que cosa tan extraña...

No hay inspiración, sólo algún ápice de la amargura del pasado, que creo que puedo vislumbrar, pero que realmente solo percibo algunas de sus trazas. Quizás me haya quedado encerrada en otro cuerpo. En fin, supongo que más palabras vacías sólo acaban por no decir nada.
Un año y pico para soltar estas chorradas. Vaya una mierda de tia que soy.

Leeloo, aquí.

P.D.: Creo que con los años, mis neuronas se me van de vacances. Eso y que le hago más caso al facebook ¬¬

2 comentarios:

Fran dijo...

siempre es interesante tu blog, a mi me divierte...lastima que no lo tenga en version papel y en el wc solo pueda seguir leyendo las etiquetas del champu. y nada, que mas quieres contar? si no hay nada malo que decir mejor,no? si no hay que lamentarse, mejor, no? aunque no vale lamentarse por no tener nada de que lamentarse...jiji...

Perraca de Utrera dijo...

Ay que bonico!! aún me lees!!! pues nada, es que no se, a veces me gusta no perder la gratuita costumbre de quejarme... porque yo lo valgo!!! me voy a quejar de que no encuentro vuelo baratuchos a paris pa verte!