Lo que queda de un mal día a veces puede ser un buen recuerdo

23 febrero 2006

Certezas de la vida de a pie

A lo mejor esto ya no debería llamarse así... Quizás debería buscar un nombre nuevo, este ya no tiene sentido...
He vuelto a escribir. Parrafos y parrafos de historias de una vida que no tengo pero que añoro con recelo. Letras conexas que acaban dando sentido a nada en concreto. Lineas y lineas de cosas absurdas. Debí empezar a temer a Joyce hace mucho tiempo.
Sentarme, pensar, construir, teclear, leer, juzgar, borrar... un proceso natural y reiterativo. Nadie es profeta en su tierra. El creador juzga de manera excesivamente crítica todo aquello que sale de sus pensamientos para plasmarse. No puedo juzgarme más duramente. El perfeccionismo es para los débiles, y yo lo soy tanto como mis vasos para el café.
Empiezo a tener absurdas ideas sobre conceptos que nunca antes habían aparecido a mi alrededor, busco la exactitud en cada una de las palabras que uso cuando me encuentro pensando, intento alcanzar la perfección imaginada. Y no la consigo. A pesar de ser autoimpuesta.
Atrás quedó el día en que supe interpretar cualquier cosa, el día en que supe escribir de manera coherente historias que no eran reales haciendo que lo parecieran. Aún conservo mi último poema entre papeles olvidados en el polvo de la estantería... nunca nadie llegó a leerlo. Yo no he parado de sentirlo.
No creo en aquellos que han creido en mi, y por eso no puedo creer en lo que escribo. Se parece tanto a lo que anhelo... deja de ser creible en ese punto. Parecen historias inventadas por una adolescente para una revista barata.
Se fué la musa. Espero que pronto esté de vuelta. 38 páginas que se han quedado huérfanas de imaginación producctiva. Otro idioma que se me va al carajo. Estoy de horas bajas y no quiero que nadie se acerque a mis pensamientos irreales para evaluarlos de un modo menos tajante. Algún día verán la luz. El día que la musa vuelva.

No hay más que pensar en todo lo que pasa y no puede detenerse... estoy desbordada y desubicada. 38 páginas que se me van de las manos sin un final en el que concluir. Sólo 38. He tenido épocas mejores.

Demasiadas cosas reales a mi alrededor. Quiero volver a mi mundo de Reina de Copas.

No hay comentarios: